Zálatta Teatro presenta «Cuentos de Navidad”, una adaptación de Charles Dickens, en el Teatro Príncipe Felipe, Obra de Teatro en dos sesiones el martes 22 de diciembre y miércoles 23 de diciembre, a las 20:30 horas. Podrán adquirir las entradas el mismo día de la función , en el hall del teatro al precio de 5€ adultos y 3€ niños.
La historia se inicia un día de Nochebuena, exactamente siete años después de la muerte de Jacob Marley, el socio de Ebenezer Scrooge. Scrooge es un anciano avaro y egoísta, que desprecia la Navidad y todo lo relacionado con ella. No le importan los demás, lo único que le interesan son los negocios y ganar dinero. Rechaza la invitación de su sobrino para cenar con él y su familia al día siguiente, y rechaza dar dinero a dos hombres que le solicitan un donativo para los pobres. Scrooge se limita a preguntar: «¿No hay prisiones? ¿No hay asilos?» Cuando le responden que sí y que muchos pobres preferirían morir antes que acudir a esos lugares, Scrooge responde que sería mejor que muriesen, ya que así se detendría la sobrepoblación. Su único acto aparente de generosidad es darle a su esclavizado y malpagado empleado Bob Cratchit el día de Navidad libre, pero no por amabilidad, sino por simple obligación social. Scrooge sólo considera esto como «¡una excusa para vaciarme los bolsillos cada 25 de diciembre!».
Esa noche, en su casa, Scrooge es visitado por el fantasma de Marley, que ha sido condenado a vagar eternamente arrastrando una larga y pesada cadena que representa todos los actos de avaricia y egoísmo que cometió en vida. El fantasma indica a Scrooge que él también lleva una cadena mucho más larga y pesada, que continúa aumentando con sus maldades. Marley también le anuncia la visita de tres espíritus, que le darán la última oportunidad de salvarse de seguir su mismo destino. Scrooge es entonces visitado por cada uno de los tres espíritus (cada uno de ellos en un capítulo o «estrofa») que le llevan a visitar distintas escenas navideñas.
El primer espíritu, el Fantasma de las Navidades Pasadas, lleva a Scrooge a visitar momentos de su infancia y juventud, que ablandan al avaro al hacerle recordar épocas en las que era más amable e inocente. Esas escenas muestran su solitaria infancia, su relación con su hermana Fan, a la que amaba y que murió joven tras dar a luz a su sobrino, y una fiesta de Navidad organizada por su antiguo jefe, el Sr. Fezziwig, que quería a Scrooge como a un hijo. El espíritu también le hace recordar a su prometida Belle, que le abandonó cuando se convirtió en un adicto al trabajo, al darse cuenta de que Scrooge amaba más al dinero que a ella. Por último, el espíritu le muestra cómo Belle se casó con otro hombre y formó una gran y feliz familia.
El segundo espíritu, el Fantasma de las Navidades Presentes, muestra a Scrooge diferentes escenas: un mercado lleno de alegría donde la gente compra los ingredientes para la cena de Navidad, y cómo se celebra la Navidad en diversos lugares, como en la casa de un minero o en un faro en medio del mar. Scrooge y el espíritu también visitan la casa de Fred, donde éste cena con su familia y amigos, y recuerda a su tío con compasión. A continuación el 4 espíritu lleva a Scrooge a casa de Bob Cratchit y su familia, donde le presenta a su hijo Tim, un niño alegre y feliz a pesar de estar gravemente enfermo. A pesar de su pobreza y la enfermedad de su hijo, la familia celebra la Navidad con alegría. Scrooge siente tristeza por el niño y le pregunta al espíritu si se curará, y éste le responde que el niño morirá pronto si la situación no cambia. Recordándole sus propias palabras, el espíritu le dice que «al menos así se detendrá la sobrepoblación». Antes de desaparecer, el espíritu muestra a Scrooge a un niño y una niña harapientos y desnutridos, que representan la Ignorancia y la Miseria. Cuando Scrooge pregunta si no tienen a nadie que los cuide, el espíritu vuelve a responderle con sus propias palabras: «¿No hay prisiones? ¿No hay asilos?»
Finalmente, llega el Fantasma de las Navidades Futuras, una siniestra figura encapuchada que no habla y se limita a señalar a Scrooge las cosas que le va mostrando. El espíritu le muestra escenas de la Navidad del año siguiente. El pequeño Tim ha muerto porque su familia no pudo hacer frente a su
tratamiento con la miseria que Scrooge pagaba a su empleado. A continuación ven a varias personas hablando la muerte de un hombre. Los hombres de negocios dicen que sólo acudirán al funeral si hay almuerzo, una joven pareja se alegra de la muerte de su despiadado acreedor, y su empleada de hogar y el enterrador roban sus pertenencias mientras el cadáver aún yace en la cama. El espíritu le muestra entonces la tumba abandonada de ese hombre, y Scrooge descubre con horror que el nombre escrito en la lápida es el suyo, y que el hombre muerto del que hablaban las personas que ha visto era él mismo. Llorando, Scrooge asegura al espíritu que cambiará de actitud para poder borrar el nombre escrito en la lápida.
En ese momento, Scrooge despierta en su habitación, descubriendo que es la mañana de Navidad y que su viaje con los espíritus ha durado una sola noche. Es entonces cuando se convierte en un hombre generoso y amable y decide finalmente celebrar la Navidad. Compra un pavo y lo envía anónimamente a casa de su empleado, acude a comer a casa de su sobrino, donde conoce a la esposa de éste, y al encontrarse con los dos hombres que le pidieron un donativo para los pobres el día anterior, les promete colaborar con una cantidad que incluye sus donaciones atrasadas. Al día siguiente le sube el sueldo a Cratchit y le promete ayudarle con las dificultades de su familia, especialmente la enfermedad del pequeño Tim, que logra sobrevivir, y se convierte en un segundo padre para el niño. Scrooge pasa a ser desde entonces un hombre bondadoso, generoso y amable, y la viva representación del espíritu navideño. La novela finaliza con una frase del pequeño Tim: «¡Qué Dios nos bendiga a todos!»