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En un anterior artículo de La soledad Acompañada presentamos a Cristina Arozamena, una de las doce escritoras de la obra y en esta ocasión será otra teguestera, Ico Herrera autora de uno de los relatos que conforman la novela presentada en Tegueste.
Ico Herrera Rosales reside en El Portezuelo desde el 25 de mayo de 1995. Siempre tuvo una gran imaginación y devoraba libros desde muy pequeña. Sin embargo sus estudios siempre han sido dirigidos al mundo científico. Técnico de Química Ambiental y buzo profesional, hoy en día sigue con su formación. Pero nunca ha olvidado su amor a la literatura, escribía a diario y animada por seguir adelante optó por volver al taller de Escritura Desatada con la mentalidad de algún día cumplir su sueño. Ese sueño comienza a hacerse realidad, en un primer libro conjunto llamado La Soledad Acompañada, del que forma parte su relato “Números impares”.
¿Qué es La soledad acompañada y quiénes son sus autores? por Ico Herrera
Podría decirse que el contenido de La soledad acompañada es esa sensación que todo ser humano experimenta alguna vez. Ese inquietante sentimiento de vacío aunque se esté en mitad de la multitud. Podríamos dejarlo ahí. O podríamos explicar cómo se puede llenar de soledades un libro de 234 páginas. Con 12 relatos de 12 puntos de vista aparentemente ajenos pero que sin embargo se unen y entrelazan casi como por arte de magia.
Como pequeños cordones que nos unen y nos enredan, estas historias nos atrapan cumpliendo con una hermosa sensación de conexión constante. Y no solo por el tema que comparten sino también por el espacio, ese parque García Sanabria, en el que se mueven de una forma u otra todos los personajes, y esta misteriosa isla de Tenerife, hace que el lector se sienta parte de ella.
Hace más de un año que se planteó en el taller literario La Escritura Desatada la idea de escribir un libro de relatos coral, colectivo, pero dudo que nadie pensase hasta dónde podíamos llegar. Es cierto que para la mayoría este era su primer contacto con la andadura literaria. Para mí, aquí está la riqueza. En muchos casos uno como lector lee incansables e inagotables «tochos» y más «tochos»pensando que tienen que ser buenos porque sino no estarían en las estanterías. Pero son aquellas historias que te contaba tu madre junto al café, en el Portezuelo o junto a la Plaza San Marcos de Tegueste, o las que te contaba tu abuelo cuando iban a Bajamar, o las travesuras de tus primos de excursión por Pedro Álvarez, las que realmente se te quedan en la retina de la memoria.
La soledad acompañada es un libro compuesto por ese tipo de vivencias, desde las más autobiográficas hasta la mismísima fantasía. Manteniendo en casi todo momento un aroma nostálgico como el olor de la tinta de las viejas fotografías.
Me voy a permitir el lujo de hacer un breve comentario de cada historia, sin ninguna culpa y para llenarlas de cumplidos, cosa que me encanta.
El relato “Ida y vuelta” es idóneo como comienzo y final del libro, añadiendo a la obra un hilo conductor casi invisible. Nos invita a retraernos y a viajar por nuestras propias vidas interiores hasta nuestras infancias, llegando al feliz seno materno.
“Cira” como personaje es un firme ejemplo de mujer y madre, madre mismísima del arte y de la reencarnación de la libertad canaria. Un relato que conmueve por el sentimiento de amor, de la inspiración y del arte.
“Apuntes de mi propia ausencia” nos regala un viaje al pasado, para muchas personas son recuerdos inolvidables. Para otras, como yo, más jóvenes, son reflejos de tiempos desconocidos, pero no por ello menos interesantes. Es una cercana forma de conocer y entender un poco más estas vivencias tan humanas.
Sobre las capacidades del hombre habla el relato “Manolo”. Un encantador anciano que te traslada a diversos momentos de su vida haciéndote olvidar por completo la edad que tiene. Llevándote consigo como un mero espectador.
A continuación un maravilloso ejemplo de la diversidad de la obra: “Horas vestidas de flores” es un relato pasional creativo y muy poético. Descubrimos versos escondidos donde las palabras se columpian hasta llevarte a una agradable tarde en el parque García Sanabria y de repente estás allí, lo ves todo con tus propios ojos.
“Obsesión” nos atrae, y no solo por su título. Descrito con un profundo cariño, hecho que nos hace sentir de nuevo dentro de la vida misma, su personaje femenino Aroma nos lleva por una búsqueda casi imposible.
“Pensamientos” es un fabuloso ejemplo de su título. Ingenioso y sorprendente, recurre a una narrativa fluida y atractiva.
Pero la vida tiene muchos puntos de vista,y muchas situaciones que no nos gustaría conocer, pero están ahí. Los relatos de “Madame Valentine” y “La Duquesa” nos traen a la realidad, a la más cruda de las profesiones, en las que sin duda la soledad está más presente que nunca.
Por una parte está “Madame Valentine”, un texto que habla directamente con el lector, buscándole los sentimientos. Creando en muchas ocasiones nudos difíciles de soltar. Planteando la vida de una prostituta adaptada ya a este estilo de vida y el desgaste mental y emocional que eso supone.
Por otra “La Duquesa” presenta todo lo contrario, el claro ejemplo de enfrentarse por primera vez a tomar esa dolorosa decisión de mujer. Es un relato desgarrador, en el que se hace
una reivindicación del valor y de la capacidad de las madres para el sacrificio.
Aquí hago un salto, no es cuestión de alabarse una misma. Pero queriendo dejar una gota de interés. El relato propio de “Números impares” presenta la soledad buscada y arrebatada por un curioso protagonista y un destino ligado a él casi por obligación.
Los límites del realismo se agotan en el relato “Alunny”, un texto fresco, diferente y no menos encantador. Crea un lazo con el lector desde el primer momento, logrando lo imposible, que viaje a otros mundos de fantasía con toda naturalidad.
“Ayer y hoy” camina entre ambos mundos, Tegueste/Sta. Cruz vs Salamanca/Madrid, pero también entre pasado y presente. Recorre un paisaje cotidiano y al mismo tiempo desconocido.
Consigue deslumbrar con esa doble imagen de lo real y lo imaginario.
Todos los relatos, vistos de cerca son completamente diferentes, pero si nos alejamos a una distancia prudente se convierten en un hermoso mosaico de historias entrelazadas. Todos,
por muchos y variados motivos, son únicos y esenciales para la complejidad de la obra. Es el broche de oro tras tres años de duro trabajo en el taller literario de Tejina, tan relacionado con el
Libro Fórum Canario de Tegueste.
He de admitir que no puedo evitar la alegría al ver que de 12 autores, 10 sean mujeres, trabajadoras, creativas, valientes y simplemente ellas. No por ello los dos hombres de la edición desmerecen, ni mucho menos, pero desde luego es un orgullo poder presentar este hermoso abanico femenino. Ha sido una enriquecedora experiencia poder trabajar con todos ellos. Como iguales sobre las páginas en blanco, enfrentándonos a las dificultades juntos, apoyándonos. Es cierto que algunos han jugado el papel de profesores, la profesión vocacional es lo que tiene. Y los alumnos hemos sabido aprovecharles hasta la última gota. Pero si tengo que estar agradecida no solo sería a ellos, que se han dejado la vista revisando nuestros borradores, sino a la colaboración del colectivo. Porque es cierto que no todos tenemos los mismo lugares de origen: Tegueste, Bajamar, Tejina… ;o todos los mismos oficios o las mismas aficiones. Pero nos ha unido la escritura, la creatividad, la tinta. Y el resultado final no está al alcance de muchos, nosotros los conseguimos en este hermoso libro de M.A.R. Editor.
La soledad acompañada es un buen libro, no solo por lo que encierra en él sino por las personas que lo han logrado realizar: Jose Ramón, Carmensa, Ana Isabel, Cristina, Carmelo, Julia, Mari Leo, Mili, Charo, Ico, Lara y Miriam son autores de calle, esas personas que ves en la panadería, el médico o en el banco. Son escritores de a pie que han conseguido cosas increíbles simplemente escribiendo. Hemos tenido muchísimo trabajo, no lo discuto, pero no deja de ser admirable. Todos formamos parte de esta soledad y también de esta compañía. Sus tristezas y sus alegrías las compartirán también todos los lectores que lo tengan en sus manos. Porque uno escribe para ser leído.
Para bien o para mal, escribir también es una forma de soledad acompañada.