El Día del Carretero congrega en la calle La Audiencia a las 23 carretas que participaron en la XLVIII Romería a San Marcos Evangelista.
Es una tradición que va camino de convertirse en emblemática y que hoy volvió a congregar a sus principales protagonistas en la calle La Audiencia. Tegueste celebró hoy el Día del Carretero, una jornada donde los carreteros expusieron las carretas que participaron en la XLVIII Romería de San Marcos Evangelista. Una celebración en la que estuvieron presentes las 23 carretas, únicas en su estilo, que rescatan, fomentan y difunden las tradiciones del pueblo canario, y en particular, del municipio de Tegueste, en su estado más puro.
El alcalde de Tegueste, José Manuel Molina, recorrió la calle La Audiencia junto a otros miembros de la Corporación local para contemplar estas auténticas obras de arte, que también deleitaron a las miles de personas que hoy acudieron al casco de la villa teguestera en otra jornada festiva y de tradición en el municipio.
Las carretas que se congregaron hoy en la calle La Audiencia fueron Pedro Álvarez, Las Canteras, El Mocán, El Gamonal, El Murgaño, Los Binchenis, el Colegio Teófilo Pérez, La Pedrera, Imidahuem, La Gorgolana, El Cantillo, Teguazo, La Canocha, El Carmen, La Peña, El Molino, La Padilla, Tesegue, Los Currillos, Achineche, Benahoare, Mahey y Chinijos.
La elaboración artesanal de las carretas es sin duda uno de los rasgos más originales de la Romería de San Marcos Evangelista. Desde las iniciales cinco carretas su número ha ido creciendo con el tiempo mostrando esa incesante expansión que demuestra el arraigo y extensión que tal costumbre alcanza entre los teguesteros.
La elaboración anual de las carretas es un rito colectivo que aúna y agrupa en torno suyo a un amplio número de personas, que se convierten por las relaciones humanas que se entablan en algo más que una simple confección. Todavía no ha culminado la romería y los carreteros, al celebrar su día, ya están pensando en el motivo que llevará su carreta el año venidero.
Durante todo el año comienzan a recopilar ideas, a rebuscar entre añejas tradiciones, a conversar con los más viejos para encontrar motivos novedosos e innovadores, tarea nada fácil teniendo en cuenta la multitud de ellos recreados en el transcurso de varias décadas y que no deben repetirse para resaltar la originalidad y carácter único. Una vez decidido el diseño se guarda celosamente para que no pudiera ser copiado por otra carreta.
La confección de las carretas se inicia por sus paneles laterales y traseros, elaborados grano a grano. Se usa cebada, arroz, avena o soja, pero el abanico es muy amplio. Los paneles se sitúan en los costados y en la parte trasera de las carretas, y están vinculados al motivo elegido que se exhibe en la parte alta de la carreta. Los paneles destacan por su minuciosidad, detalles, perspectiva sin necesidad de estudios, así como por la combinación de tonos y colores. El grano se va pegando en paneles de madera hasta completar los dibujos y después se adosan a las carretas. Se cuidan todos los detalles, de hecho, algunos granos se tuestan para adoptar algún color característico.
Un trabajo concienzudo y artesano va dando pie, poco a poco, con las semillas u otros elementos naturales a auténticas obras de arte confeccionadas con elementos exclusivamente de tradición vernácula. Una obra que se convierte en el escaparate de su buen hacer, de su arte y de su paciencia generosa a la que dedica incesantes horas de trabajo. Cada carreta es un pequeño homenaje al Tegueste del campo, pequeñas obras de arte dignas de ser contempladas, al menos, una vez al año.