Tomás Rodríguez Rodríguez.
Licenciado en Geografía e Historia ULL.
 “En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:
—La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer, que esta es buena guerra , y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.
— ¿Qué gigantes? —dijo Sancho Panza.
—Aquellos que allí ves —respondió su amo—, de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
—Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.
—Bien parece —respondió don Quijote— que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.
Y, diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que sin duda alguna eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer…
(Miguel de Cervantes Saavedra: El ingenioso hidalgo, Don Quijote de la Mancha, cap. VIII , 1605)

Quizás uno de los elementos menos conocidos del Patrimonio teguestero, son sus molinos de viento. No ha pasado tanto tiempo desde el gran salto económico que supuso los años 70 en la configuración y desarrollo del tejido socioeconómico del municipio. Los cereales siempre fueron un elemento clave en las producciones agropecuarias de Tegueste. Esta orientación económica supone que las sociedades que nacen a partir de ésta, desarrollen tecnología para la transformación de estas materias primas. Para el caso de los cereales, surge desde la antigüedad, “el molino” en sus distintas versiones, de mano barquiforme, de mano circular, de sangre (movido por fuerza animal o humana), de agua o de viento. Ya a principios del S.XX surgen los molinos de gasoil, que provocan el final de la actividad de los molinos de viento.

Ciertamente son estos molinos de gasoil los que son recordados por la mayoría de la población actual, existentes en las décadas de los años 30 y 40, hasta finales de los 70, en distintos puntos de la geografía del municipio, (molino de Las Canteras, el de la carretera general en Tegueste, en el propio Portezuelo o en las Rías), con el gofio como protagonista.

A pesar de esto, existen referencias de al menos 4 molinos de viento en el municipio[1]. Una muy antigua, del S.XVI, que ha dejado huella en la toponimia de la zona, y otras tres referencias más cercanas de las que conservamos registros fotográficos o se mantienen en pie parte de sus estructuras. Estos tres últimos parecen haber tenido su origen en el S.XIX.

La estructura de la propiedad de la tierra en Tegueste[2], desde el S.XV, la cercanía a la capital, La Laguna, no favoreció la instalación de molinos harineros, a pesar de las importantes producciones de cereales del valle. Quizás una de las causas es que más de dos terceras partes de los propietarios de las tierras de Tegueste, no vivían en el valle.  Las fincas eran explotadas por medianeros básicamente. Por lo que las producciones salían del valle hacia los almacenes de las grandes familias en Santa Cruz, La Laguna, La Orotava,… Lo que nos puede indicar que su transformación se realizaba en los molinos cercanos a las residencias de los propietarios. Como podemos observar en la fig. 1. La Laguna contaba con un buen número de molinos de viento, en el S.XVIII. Santa Cruz, además de molinos de viento (Fig.2), aprovechaba las aguas del barranco de Santos para mover varios molinos hidráulicos. La Orotava poseía una importante concentración de molinos hidráulicos.  La parte de la  producción con las que se quedaban los medianeros se solían transformar con los molinos de mano, que aparecían en las casas de los campesinos, y que se utilizaban para  consumo propio.

Este condicionamiento de las estructuras de la propiedad perpetuado durante varios siglos, se fue rompiendo en el S.XIX. Primero, las grandes propiedades de la Iglesia pasan a manos de propietarios laicos con las distintas desamortizaciones[3].. Segundo, las grandes propiedades se van desmembrando mediante compra-ventas, apareciendo la figura del emigrante retornado, el indiano, que generalmente adquiere propiedades y comienza a desarrollar un ingente minifundismo. La irrupción de ese nuevo propietario desvinculado de los grandes terratenientes, plantean la necesidad de la implantación de molinos que transformen las producciones que ya no terminan en  los almacenes de las grandes familias, sino que permanecen en el valle para consumo propio[4].

Por lo tanto los molinos de viento teguesteros (los tres de los que se tiene registro fotográfico) aparecen como resultado de un cambio del régimen de la propiedad, donde el latifundio rentista se va transformando en propiedades más pequeñas, explotadas directamente por sus propietarios.

1º.- Las primeras referencias de molinos en el valle.

En el valle de Tegueste las primeras referencias a molinos las encontramos,   antes de la conquista. En el S.XIX, aparecen piedras de molino en la Mesa de Tejina, en distintos hallazgos  (Tejera, 1990), refrendados en las últimas prospecciones realizadas en 2011.   En la colección realizada por Don Anatael Cabrera Díaz (1868-1943), que formó parte del Gabinete de Historia Natural instalado en 1895 en el Instituto Canarias Cabrera Pinto, donde podemos observar distintas piezas de molturación procedentes de varias cuevas de habitación de los valles de la Comarca del Nordeste. (Soler Segura, et al. 2011, pag.170-171). En las excavaciones realizadas en 1970, en la cueva de “Los Cabezazos” Luis Diego Cuscoy, encuentra una serie de molinos de mano que nos llevan a pensar en  el desarrollo y práctica de cierta agricultura cerealera, por parte de las comunidades guanches del valle. Estudios realizados en 2007, sobre uno de estos molinos han encontrado restos de semillas de cebada y trigo tostados. (Afonso, J.A. 2004). Las dataciones para esa actividad recogidas en la última excavación en los años 90, por el MNH en el propio yacimiento de los Cabezazos, nos llevan al S.VI d.C., por lo que podemos comentar que la actividad molinera en el valle tiene alrededor de unos 1500 años.

La utilización de estos molinos y los estudios de trazas alimentarias, proponen que los indígenas del menceyato, basaban su alimentación en una dieta rica en alimentos vegetales.

Tras la conquista castellana, este patrón alimentario no cambia demasiado, al contrario, se refuerza. El valle de Tegueste se convierte en su una zona donde conviven las actividades cerealeras con la implantación de la vid. Con este incremento de los cultivos cerealeros, se construyen molinos principalmente hidráulicos, como plantea Báez:    “…. los molinos de agua son los de tipología más frecuente en Tenerife. Prueba de ello, es que desde 1497 encontramos en la comarca de Tegueste un edificio destinado a molienda, cuyo elemento motriz se basa en la fuerza hidráulica[5]. Durante la década siguiente, serán mayoritariamente personajes de origen portugués, quienes poseyendo tierras en el valle, solicitan de Alonso de Lugo la concesión de tales industrias localizadas en el cauce del barranco Aguas de Dios[6]. Sin embargo la documentación consultada de fechas posteriores, no nos permite concluir que realmente dichos proyectos hayan sido llevados a buen término, tan sólo poseemos una referencia a uno de ellos a comienzos de la década de 1520[7].”

Como comentamos en la introducción, el desarrollo de la gran propiedad con sistema de mayorazgo pudieron a largo plazo frenar la implantación de molinos. Como vemos en la fig. 4, la estructura de la propiedad y el absentismo de sus propietarios, generaron poca inversión en infraestructuras, siendo básicamente una producción de rentistas.

En los estudios realizados por distintos autores Real Hardisson 1995, Divassón Mendívil 2012, para finales del S.XVIII o Pereira Pacheco para mediados del S.XIX, no se recoge actividad molinera para el municipio de Tegueste.

Como podemos observar, en la tabla anterior  las producciones del valle estaban basadas en los cereales a finales del S.XVIII, situación que se mantiene casi inalterada hasta  bien entrado el siglo XX, aunque la papa vaya ganando protagonismo.

2º.- Los molinos de viento de Tegueste.

Cuatro son las referencias que tenemos en el municipio a molinos de viento. Una que parece más antigua, basada en la toponimia y con claras referencias a la actividad cerealera y tres que poseen registro fotográfico, de las cuales dos, aún mantienen parte de su estructura en pie. La primera ubicada en una zona de transición entre un llano y una loma abierta a los vientos del Noroeste y que podemos relacionar con otros topónimos tan sugerentes como El Infierno, El Silo, la Vegueta o los llanos de San Ignacio y los otros tres formando un triángulo en los extremos lindantes con el municipio de La Laguna (Fig.6).

Los cuatro molinos se ubican en las zonas eólicamente muy favorables. Emplazamientos en crestas montañosas, o bien, en lugares llanos pero próximos a cambios acusados de pendiente del terreno, que adolezcan de obstáculos naturales que se interpongan en los vientos alisios del noreste dominantes, favorecen la máxima captación de intensidad eólica.

Los tres que conocemos con registro fotográfico, los podemos calificar como molinos de viento harineros “Tipo Torre”. Este tipo de molino de viento es una construcción de planta circular de aproximadamente 6.00 metros de diámetro que se construye con muros de mampostería concertada compuestas por piedras del lugar y con juntas de unión unas veces de barro y otras veces de mortero de cal, tiene tres plantas de altura y cuya maquinaria de trituración o molturación se sitúa en tercera planta y bajo una cubierta cónica de madera que alberga un rotor de compuesto por cuatro aspas o seis aspas de velas de lonas que se anclan a un eje horizontal ligeramente inclinado. La orientación del rotor de aspas hacia los vientos dominantes se realizaba de forma manual por el maestro molinero isleño por medio de un eje o timón de madera que se sitúa en el extremo opuesto del rotor de aspas y que posibilita el giro de 360º de la cubierta cónica y móvil de madera.

2.1.-Molino viejo del Infierno.

En torno a uno de los mayores llanos cerealeros del valle nos podemos encontrar el topónimo el Molino. Situado al borde de la llanura de la Vegueta, justo en la base del conocido como risco Cho Rempujo.

En los Acuerdos notariales del Cabildo de Tenerife, en 1547: “op. cit. nº 88, de 10 de enero de 1547. dende el Portezuelo, que se dice de San Lázaro, abaxo hasta la mar, y dende allí hasta el lugar de Tegina, y de allí arriba hasta el molino de biento. (Manuela Marrero; María Padrón; Benedicta Rivero), Acuerdos VII…,).

En la actualidad de ese viejo molino solamente queda el topónimo, su radio de acción es muy amplio, su construcción debió corresponder a la necesidad de transformar los granos que debió producir uno de los llanos más extensos del territorio teguestero. En el entorno, nos encontramos un topónimo hoy en desuso como es “el silo”. Y que hasta comienzos del S.XX era muy usado por los vecinos del lugar, éste nos remite precisamente a un lugar de almacenaje de grano. Única referencia de este hecho en todo el municipio.

Asociado a este topónimo existe una leyenda conocida por la de: “las tres hermanas divertidas” o de la “cruz maldita”, que según El autor Cipriano de Arribas (1904) es el origen del término “El Infierno”.

“Del Silo al Cimenterio,
Del Cimenterio al Silo,
Hay que dir con segilio
Porque existe misterio.”

Copla popular, recogida por F.P. Montesdeoca García. La Gaceta de Tenerife, 1931.

Esta leyenda describe  una maldición de tres hermanas del Portezuelo,  por utilizar una cruz de madera que existía en la zona como antorchas para ir a la fiesta de Los Remedios, provocándoles la muerte prematura. Todas las mujeres que pasaban por el sitio cantaban la copla anterior.

El molino desapareció pero quedó en la toponimia espacios asociados a la actividad cerealera, que con el tiempo también desaparecieron bajo el desarrollo del cultivo de la vid. Pero dejando el rastro toponímico muy claro.

2.2.-Molino de Las Canteras.

En la zona de las Canteras posiblemente en los primeros años de la colonización, nos encontramos con un molino de viento situado encima de la heredad de Sancho de Vargas, pudiera tratarse del instalado por el molinero Alonso de Astorga,( Pedro Miguel Martínez Galindo, La Vid y el Vino…, op. cit. pp. 375-376.). Pero no sabemos realmente cuanta continuidad pudo haber tenido en el tiempo y sus características.

Pero conocemos un segundo molino, que según comenta José Manuel Ledesma Alonso, se instaló en 1880, en lo que hoy se llama la Cañada del Cine, lugar donde los alisios soplaban con gran intensidad. Era de planta circular de 4 m. de diámetro, con forma troncocónica rematada por una cubierta de madera, en forma de cono, en la que una de sus partes quedaba abierta para dar salida al eje que contenía las cuatro aspas con velas de lona, de 6 metros de largo. Estaba hecho de piedras y barro, y su altura era de 9 metros.

Como los otros, tenía tres plantas, la planta baja servía de almacén y dormitorio del molinero. Por la escalera exterior se subía a la primera planta, donde había un banco, allí esperaban los clientes para retirar el gofio.

A la segunda planta se accedía por una escalera interior, de madera, donde se encontraba la maquinaria, hecha de madera de Cuba, sujeta con piezas, tornillos y clavos de hierro.

En el Boletín Oficial de la Provincia de 1912, aparece como propietario Segundo Díaz Alonso. Años más tarde, en los Boletines Oficiales de 1917 y 1919 nos aparece el hijo del anterior  propietario, Secundino Díaz Hernández. Familia ubicada en la zona de las Canteras con tradición de negocios industriales.

Nos cuenta José Manuel Ledesma que en torno a los años 20, el molino era propiedad de Juan Barreto, padre de Gregoria, Urbana, Ernestina y Juanita, funcionando hasta 1930, año en que se trasladó a una casa situada detrás de la casa del barco, actual rotonda de las Canteras.

Esta moderna molineta funcionaba con motor a gasoil, dada su mayor rapidez y capacidad de molturación, y poseían piedras de moler, tostadora eléctrica, almacén de granos y mostrador de venta. Y que funcionó hasta el año 1999, año de fallecimiento de su propietario Santiago García.

Pero anterior a esa molineta, el viejo molino ya tuvo competencia en otro molino harinero dado de alta en 1906, propiedad de Miguel Campos Yanes ( Archivo Municipal Caja 185, Expediente de Contribución Industrial y de Comercio).

En la actualidad no queda nada de este viejo molino, en su lugar existe una vivienda, pero en la memoria colectiva existe el recuerdo de su figura esbelta y de las viejas historias de molienda asociadas.

2.3.- Molino del Portezuelo.

El molino del Portezuelo, al igual que el anterior se encuentra ubicado en una zona donde los vientos alisios inciden con especial intensidad. Justo en el borde de la llanura del Rodeo y el paso de descenso hacia el valle de El Portezuelo. Aunque aún no hemos confirmado las fechas de su construcción parece que al igual que el de Las Canteras, se construye en la segunda mitad del S.XIX.

En los periódicos y Boletines consultados nos aparece  en 1912, en  Boletín Oficial de la Provincia de Canarias  como  propietario Luis Álvarez de la Rosa. Algo que volvemos a comprobar en 1917,  en el Listado de contribuciones 23 de marzo del Boletin Oficial. En 1919, también en el  Boletin Oficial, encontramos a Luis Álvarez en el  Listado de industriales incobrados publicado el  24 de abril. Por lo que podemos intuir ciertas dificultades económicas de la actividad.

Por fuentes orales sabemos que en años posteriores el molino pasó a la familia Reyes del Portezuelo, hasta su cierre definitivo. Como ocurrió en Las Canteras y el de Las Rías, la instalación de un molino de gasoil provocó el cese de la actividad molinera de viento.

En los últimos años el molino de viento se convirtió en vivienda, modificando parte de su estructura.

2.4.- Molino de Lomo Las Rías.

El cuarto molino conocido es el del lomo de Las Rías, el mejor conservado, y el de mayores dimensiones de los tres con registro gráfico. Este mayor tamaño obedece quizás a su ubicación en el llano de la Asomada. En la actualidad muy restaurado, se le ha sustituido la estructura de madera de las aspas, por un remate en forma de cúpula semiesférica.

La poca documentación que poseemos sobre el molino, nos habla de que su explotación la llevó a cabo la familia González. En el Archivo Municipal en la caja de documentación de actividad industrial, recogemos que  Fidel González González, da de baja la actividad en 1911.( Archivo Municipal. Nº Doc 185,  2 10). Actividad que creemos siguió  ya que algunos años más tarde un hermano del anterior titular, nos aparece en la lista de impagos de Hacienda.  Aureliano González González 1917. Boletín de la Provincia.

Posiblemente, su decadencia, tenga algo que ver con la implantación en la zona de un molino a vapor, propiedad de Francisco Amador Rodríguez. 1917. Que nos aparece en las altas industriales del ayuntamiento de Tegueste.

Unos años más tarde, otro de los hermanos González, Cipriano González Gonzáles,  siguiendo la tradición molinera familiar, instala en las Rías un molino  movido a gas. 1928. Archivo Municipal. Nº de Doc. 185, 2, 36. Por lo que intuimos que algunos años antes la actividad molinera de viento había cesado en el viejo molino.

3º.- Observaciones finales.

Ligados a las desaparecidas labores harineras, los molinos de viento de Tegueste y de las islas Canarias en general, se han quedado como reliquias del pasado, frágiles y vulnerables por su envejecimiento y falta de uso, cuando no totalmente desaparecidos. La conservación de este patrimonio tecnológico y cultural pasa necesariamente por rehabilitarlos y convertirlos en generadores de electricidad o darles otros nuevos usos acordes con la sociedad actual.

La introducción y la expansión en las islas Canarias de los molinos de viento se producen en los primeros años de la conquista y colonización de las islas.

El incremento constante de la población en las islas a lo largo del tiempo, así como las continuas transformaciones de las estructuras económicas por parte de los colonizadores, supuso entre otros la implantación de los nuevos sistemas de producción para generar los productos de primera necesidad como eran la harina y el gofio, por lo que aumentó el tamaño de los instrumentos de trituración de los cereales. En primer lugar se utilizaba la fuerza animal y de las personas mediante los denominados “los molinos de sangre” para, posteriormente, implantar nuevos sistemas de producción accionados por las fuerzas de la naturaleza como son el agua y el viento. Así, aparecieron en las islas Canarias los molinos de agua y de viento, con lo que consiguieron aumentar considerablemente el volumen de producción de estos productos de primera necesidad.

Los molinos de viento que han sobrevivido al paso del tiempo no solo ofrecen datos sobre la economía y técnicas que se usaban en épocas anteriores en Canarias, sino también sobre la capacidad de los habitantes canarios para aprovechar los materiales disponibles en el medio insular, y forman parte del patrimonio etnográfico tanto los objetos físicos como los conocimientos, las técnicas, etcétera, de la cultura tradicional canaria. Los molinos de viento forman parte del patrimonio histórico español junto con todos aquellos bienes que poseen valor arqueológico, artístico, arquitectónico o etnográfico y que, con el paso del tiempo, nos deja como testigos de la evolución cultural de una determinada comunidad.

Los molinos Teguesteros de los que conservamos imágenes fueron resultado de la emigración y el lento cambio del régimen de la propiedad.

Su actividad fue corta en el tiempo, desde finales del S.XIX, primeras décadas del S.XX. La implantación de la mecánica de vapor y gasoil, terminó por extinguir la actividad eólica. Y las aspas de los viejos molinos no volvieron a girar.


[1] Estos molinos de viento son los que transforman la energía cinética del viento en energía mecánica para la trituración de las semillas vegetales obteniendo el gofio y la harina. En las islas Canarias se introduce principalmente el molino de viento harinero tipo torre importado de la meseta castellana durante los siglos XVI y XVII. Se trata de una construcción de planta circular que se construye con muros de mampostería concertada, compuesta por piedras del lugar y con juntas de unión unas veces de barro y otras de mortero de cal. Tiene tres plantas de altura y cuya maquinaria de trituración o molturación se sitúa en la tercera planta y bajo una cubierta cónica de madera, que alberga un rotor de compuesto por cuatro aspas ancladas a un eje horizontal ligeramente inclinado.

La orientación del rotor de aspas hacia los vientos dominantes se realizaba por medio de un eje o timón de madera que se sitúa en el extremo opuesto del rotor de aspas y que posibilita el giro de 360º de la cubierta cónica y móvil de madera. Estos molinos de viento van sufriendo transformaciones continuas en la construcción de los edificios, los rotores y las maquinarias de molturación ciertamente interesantes al confluir en las islas distintas culturas tecnológicas a lo largo del tiempo.

[2] RODRÍGUEZ, RODRÍGUEZ, T.: “Algunas aportaciones sobre los factores de la emigración de teguesteros. Siglos XVIII, XIX y XX”. Boletín del Archivo municipal de Tegueste. Nº 3, Sept. 2011. Pag. 61-72.

[3] En el valle existían importantes propiedades de los Agustinos, Dominicos, Claras, ….

[4]  HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, MANUEL, (1999) Tradiciones de Tegueste. La Librea, los Barcos y la Danza de las Flores. Ayuntamiento de Tegueste. Centro de la Cultura Popular Canaria ,87 p. Pag. 40.

[5] AMLL, Datas, T.III.98r, … vnas tierras que son en Tegueste, en el balle de Las Palmas, …, dichas tierras fueron primeramente de Antón Sanches y él ge las traspasó, las quales dichas tierras son linderos de la vna parte Pero López de Villera hasta el portezuelo, donde biene el agua del molino del dicho Antón Sánchez, …

[6] AMLL, Datas, O.I.8.XLVII, Gonzalo Gonçalves, vecino en esta ysla, le fue ya pedido, para que yo hiziese vn molino en la ribera de Tagueste, junto con la aleuada de Asensio Gómez, e por vuestra señoría fue dicho que le plazía. A la qual pido por merçed a vuestra señoría, me quiera hazer merçed de él, e dé vn pedaço de tierra que está junto donde se a de hazer el dicho molino, para en él poner algunos árboles e cosas de ortaliza, …. O.II.16.XLIIII, 3/8/1507, Diego Martín, carretero, vezino, … haze saber que en Tegueste, término de esta dicha ysla, abaxo de las casas de Pero Lopes de Villera, está vn herido de molino el qual yo tengo visto, que haziéndose el dicho molino, será pro y utilidat del pueblo de esta villa e de toda la ysla. E como yo soy onbre asperto, e que sé poner en horden el dicho molino, quiero suplicar a vuestra señoría, que ratifyse la suplica que por virtud de poder de dicho herido en el lugar suso dicho, para hazer el dicho molino, por las razones que dichas tengo. …. O.IV.2.XIIII, 8/2/1516, Francisco Cordero, vezino, … vn lugar e herido de vn molino de ynvierno que es en el valle de Tegueste, en las tierras que vos teneys a tributo de Gabriel Más, que se entiende el dicho herido, dende las cuevas de donde morava Pero López fasta dar a las cuevas que estan en frente de la casa de Almansa e camino real. …,  la qual dicha agua es de avenida e tura desde el entrada del ynvierno fasta en fin de jullio, de la qual dicha agua vos podays aprovechar en el dicho molino, …

[7] María Padrón Mesa, Protocolos de Juan Marquez…, op. cit. doc. 506. Diego Fernández, tintor, vº, otorga a Juan de Miranda, est, hijo y heredero de Cristóbal Gónzalez….. Por la presente Diego Fernández se obliga a pagarle al contado …. Hipoteca todo el dominio útil que le pertenece en una heredad, viña, tierras de pan, molino, huerta y agua, sita en Tegueste, que tiene a tributo de Francisco Jiménez.


BIBLIOGRAFÍA:

AFONSO VARGAS, J. A. 2007: Aplicaciones de la Microscopía Analítica a la investigación arqueológica de las Islas Canarias: fitolitos y almidones en la reconstrucción de las pautas alimenticias de época aborigen e histórica. En GONZÁLEZ ZALACAÍN, R.: La Historia en Activo. Actas de las I Jornadas “Prebendado Pacheco” de Investigación Histórica. Tegueste, Ayuntamiento de Tegueste: 31-42.

BÁEZ HERNÁNDEZ, F. 2006: La comarca de Tegueste (1497-1550). Un modelo de organización del espacio a raíz de la conquista. Tegueste, Ayuntamiento de Tegueste, 300 pp.

CABRERA GARCÍA, V.M. 2012, TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD. Los molinos de viento en Canarias

DOMÍNGUEZ BRITO, NATALIA: Rehabilitación en el ámbito gráfico, del molino viejo de Tegueste, Tenerife, Proyecto fin de Carrera, Ingeniería Técnica en Diseño  Industrial. Univ. De Las Palmas de Gran Canaria. Blog. De wordpress.com. 25 abril, 2014.

LEDESMA: “Valle de las Mercedes. Recuerdos para su Historia”. Ayuntamiento de La Laguna, 2013. 286 pp.

 HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, MANUEL, (1999) Tradiciones de Tegueste. La Librea, los Barcos y la Danza de las Flores. Ayuntamiento de Tegueste. Centro de la Cultura Popular Canaria ,87 p.

REAL HARDISSON, F.; MARTIN TRIANA, D. : “Tegueste, agricultura y Sociedad”.CCPC. 1995. 99 pp.

RODRÍGUEZ, RODRÍGUEZ, T.: “Algunas aportaciones sobre los factores de la emigración de teguesteros. Siglos XVIII, XIX y XX”. Boletín del Archivo municipal de Tegueste. Nº 3, Sept. 2011. Pag. 61-72.

SOLER SEGURA,J.; PÉREZ CAMAAÑO, F. RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, T.: “Excavaciones en la Memoria”. Ayuntamiento de Tegueste. 2011. 250 pp.

TEJERA GASPAR, A. 1990: “Apuntes sobre restos de los guanches encontrados en el siglo actual, de Jose Agustín Álvarez Rixo”. Eres (Arqueología), nº 1: págs.-121-134.